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El metaverso ha dejado de ser una idea de ciencia ficción para convertirse en una realidad tangible que transforma la forma en que interactuamos, trabajamos y consumimos contenido digital.

El metaverso, concepto que alguna vez perteneció al ámbito de la ciencia ficción, hoy ocupa un lugar central en las estrategias de las grandes empresas tecnológicas. Su origen literario se remonta a 1992, cuando el escritor Neal Stephenson lo mencionó por primera vez en su novela Snow Crash, siguiendo la tradición de términos como “robot” y “ciberespacio”, surgidos en décadas anteriores.

Actualmente, el metaverso se entiende no como una única tecnología, sino como un conjunto de tecnologías que permiten la creación de mundos virtuales interconectados. Estos espacios digitales pueden ser accesibles mediante gafas de realidad virtual, realidad aumentada, teléfonos móviles y computadoras, integrándose de manera progresiva con el internet actual.

Un antecedente importante fue Second Life (2002), un mundo virtual pionero que, aunque innovador, no prosperó debido a las limitaciones tecnológicas de la época. Hoy, gracias a avances como la computación en la nube y las redes 5G, las condiciones están dadas para que el metaverso evolucione y se consolide.

Características principales del metaverso:

• Inmersivo: basado en representaciones tridimensionales y experiencias de realidad virtual, aumentada o mixta.
• Interconectado: busca estándares de interoperabilidad entre plataformas.
• Persistente: los entornos estarán disponibles continuamente, permitiendo a los usuarios entrar, salir e interactuar libremente.
• Con economías autónomas: la compra, venta y propiedad de activos virtuales estarán respaldadas por tecnologías como el blockchain.

Grandes compañías como Meta (antes Facebook) están invirtiendo para liderar el desarrollo de esta nueva era digital. A través de su plataforma Horizon Worlds, Meta apuesta por crear un ecosistema donde los usuarios interactúan, juegan y construyen dentro del metaverso, respaldado por una inversión inicial de diez mil millones de dólares.

En medio de esta carrera tecnológica, la gran incógnita es quién logrará establecer el estándar dominante de este vasto universo virtual en expansión.